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Tamara Falcó e Íñigo Onieva se escapan a Valladolid y disfrutan de unos días entre viñedos y buena gastronomía

Es evidente que, el amor entre Tamara Falcó y su novio va viento en popa. La marquesa de Griñón e Íñigo Onieva están disfrutando de un verano de ensueño entre viajes con amigos y escapadas románticas a lugares con solera. Unas vacaciones bien merecidas después del ajetreado invierno que ha pasado la pareja.

Por su parte, Tamara continúa como colaboradora en ‘El Hormiguero’, y sigue con su carrera culinaria, en la que se está formando en la prestigiosa escuela ‘Le Cordon Bleu’. Además, tiene que estar siempre lista para los eventos de moda que protagoniza la hija de Isabel Preysler. Mientras, Íñigo sigue con su profesión de diseñador de coches.

Pero dejando esto al margen, si hace unas semanas viajaban a Ibiza con amigos y a Ciudad Real a la boda de Felipe Cortina, apenas unos días después, y como han contado ellos mismos en redes sociales, se han desplazado hasta Valladolid para disfrutar del lujoso hotel Abadía Retuerta Le Domaine, un alojamiento ubicado en el Valle del Duero donde han disfrutado de la deliciosa gastronomía con la que cuenta el lugar. Además, el restaurante está galardonado con una estrella Michelin desde 2014.

Ubicado en el comedor donde comían y cenaban los monjes de la abadía, ofrece una experiencia total: “Apoyándose en los productos y productores de la zona, presenta una propuesta gastronómica que sigue las líneas creativas contemporáneas actuales”, explican en su página web. Por si fuera poco, cuenta con 2 soles Guía Repsol y el año pasado logró su primera estrella Verde, una distinción que Michelin concede a aquellos restaurantes que tienen compromiso con la sostenibilidad y aplican prácticas responsables con el medioambiente.

Y como era de esperar, la pareja pudo disfrutar de una cena para dos, donde poder brindar por su amor, que además tuvo su particular homenaje a Carlos Falcó, marqués de Griñón. Durante el servicio de más de una decena de platos, hicieron una cata de pan maridado con uno de los aceites comercializados con el título que ahora ostenta la socialité. Un gesto que no dudó en compartir en redes el novio de Tamara con aparente orgullo.

Bien es cierto que, no todo fue la cena. El plan empezó horas antes, tras unas horas en la piscina, continuaron con una visita guiada a los viñedos que rodean la abadía, que se pueden ver tanto en bicicleta como en un vehículo 4x4. Posteriormente, recorrieron la sala de elaboración y sala de barricas. Seguidamente, visitaron el interior del edificio, fundado a finales del siglo XII, a orillas del río Duero.

¡Qué envidia nos dan! Eso sí, aunque nos muramos de envidia esperamos que la pareja siga así de unida y nos sigan regalando momentos tan románticos como este.

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