Isabel Pantoja celebra su 65 cumpleaños sin la compañía de sus hijos

¡Ya estamos en agosto! El mes de las vacaciones y las reuniones familiares. Eso sí, siempre con responsabilidad y cumpliendo las normas de prevención contra el Covid. Y si no que se lo digan a los Pantoja que el 2 de agosto tienen la primera cita familiar, para la celebración del cumpleaños de la intérprete de ‘Marinero de Luces’. Aunque bien es cierto que, este año no hay celebración que valga. Y no es que no se vayan a juntar por el coronavirus sino que, desde hace ya casi un año la familia más mediática del momento se ha roto en mil pedazos.

La tonadillera lleva tiempo sin hablarse con su hijo pequeño. ¿El motivo? El tema de la herencia que dejó Paquirri, en la que al parecer la tonadillera no quiere ceder al Dj lo que es suyo. Un tormentoso tema que tiene a la familia más rota y distanciada que nunca. Tanto es así, que Kiko Rivera no duda en lazar pullitas a su familia cada vez que ve la oportunidad.

Mucho se ha especulado estos días sobre cómo celebraría Isabel Pantoja su 65 cumpleaños tras un año marcado por las disputas familiares y proyectos profesionales que no han llegado a culminar del todo, como su participación en el talent show musical ‘Top Star’. Lo que si es cierto, es que la tonadillera dirá adiós a un año de lo más complicado: peleas, demandas y juicios es lo que mejor define los 64 de Isabel Pantoja.

Fue su sobrina Anabel quien desveló en primera persona que no habría celebración este año. “No va a haber fiesta”, dijo tajante la colaboradora de ‘Sálvame’. Además, Isa Pantoja confesó que solo llamaría a su madre para felicitarla por su cumpleaños. Todo indica que las multitudinarias fiestas que se acontecían en Cantora años anteriores, repletas de familiares, amigos, fans y buena comida, son parte del pasado.

Desafortunadamente, este año, la artista sevillana se prepara para festejar sus 65 años en la más estricta intimidad y soledad. Aunque no del todo, la tonadillera soplará las velas junto a su madre, doña Ana, y su hermano Agustín, quienes permanecen en la finca junto a ella y de los que no se ha separado desde que comenzó la pandemia.

Isabel Pantoja no espera la visita ni de amigos ni de sus hijos, con los vive un tormentoso momento y de los que se encuentra completamente distanciada desde que su “pequeño” declarase públicamente su malestar por la gestión que había hecho con la herencia de su padre, el torero Paquirri, y arremetiera duramente contra ella en varios programas de televisión y publicaciones de Instagram.

Eso sí, queda por descubrir la reacción de Kiko y Chabelita el día del cumpleaños de su madre. No sabemos si tomarán la iniciativa de felicitar a Isabel Pantoja en redes sociales, propiciando de esta manera un acercamiento con su madre. El DJ, por el momento, ha lanzado esta publicación a modo de inevitable dardo envenenado a su madre: “la familia que uno elige”, ha publicado el intérprete de ‘Quítate el Top’, junto a una imagen en la que se ve acompañado de amigos.

Bien es cierto que, Kiko Rivera es muy dado a utilizar su perfil personal de Instagram para lanzar alguna pullita que otra a su progenitora. Recientemente reconoció que en su niñez le faltó “más amor que juguetes”. “¿He sido feliz? Sí. Aunque me faltase más amor que juguetes, sí”, aseguró Rivera en un post de Instagram, señalando directamente a su madre. “Hoy en día mi vida ha cambiado mucho (ya sabéis todos porque) y me sigo costando asimilar muchas cosas, pero como todas las heridas, esta también sana”, relató el Dj en relación a la situación con su familia.

Sin embargo, pese a esto, Kiko Rivera cuenta con el apoyo de su mujer y sus hijas. Lo que hace que el Dj sea más feliz, y es por esto que aseguró: “Quiero deciros con esto que aunque tenga días grises y tristes, que los tengo. Hoy, solo por hoy, quiero volver a ser ese niño que estaba con sus padres y familia, y aunque no recuerde o no supiese lo que la vida me tenía preparado, era muy feliz”.

De momento la situación está muy verde para anunciar un acercamiento familiar. Aunque no perdemos la esperanza de que algún día dejen de sacar los trapos sucios y puedan sentarse a hablar y solucionar el berenjenal que tienen encima.