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Ana Soria: su novio corta todos los lazos que le unían a Palomas Cuevas

Enrique Ponce y Ana Soria han demostrado que el amor está por encima de todo. Y es que, desde que se hiciese pública la relación entre el torero y la joven de 24 años, les han llovido las críticas por todos lados: que si por la diferencia de edad, que si es una relación por pura conveniencia, y un sinfín de comentarios negativos que han hecho que Ponce y Ana Soria consoliden su relación aún más.

Si algo han plasmado, el torero de 49 años y su novia, es que el amor no tiene edad. Y en el año que llevan juntos de relación así lo han manifestado. Viajes, momentos inolvidables, escapadas románticas o fotografías de lo más envidiables son algunas de las cosas que más abundan en la relación entre Enrique Ponce y Ana Soria. Y si hay algo cierto es que, nada ni nadie podrá destruir el amor tan grande que hay entre ambos.

Tanto es así, que incluso la joven almeriense ha tenido que aguantar carros y carretas respecto al divorcio de su chico con su ex mujer Paloma Cuevas. Y es que, cuando Ana y Enrique comenzaron su idílico amor, el torero y Cuevas no habían firmado oficialmente la separación. No, hasta hace relativamente poco que el matador de toros y su ex pareja hacían oficial su divorcio. Algo que seguramente alivió mucho a la estudiante de derecho.

Ahora, Ponce ha querido cortar todos los lazos que le unían a Paloma Cuevas tomando esta determinación. Y es que, el valenciano quiere que su novia se sienta segura, que no tenga dudas. Tanto es así que ha tomado una de las decisiones más difíciles de su vida. Según varios medios, el diestro ha puesto a la venta la finca La Cetrina que fue casa familiar durante su matrimonio con Paloma Cuevas.

Con 900 hectáreas, una plaza de toros propia -con su capilla pertinente-, una piscina de dimensiones generosas, caballos y ganadería, La Cetrina fue punto de encuentro para las familias Ponce-Cuevas. Al rededor del patio de estilo andaluz se distribuye la casa, de 420 metros, cinco habitaciones, un amplio salón, cocina y cinco baños: “El que se quede esta casa será un enamorado de los toros”, aventuró el periodista Federico Jiménez Losantos en su tertulia radiofónica de esRadio.

Una firme decisión que sirve para acabar con las rencillas de otra vida. Paloma Cuevas es cosa del pasado. Y aunque la relación entre ellos es cordial por el bienestar de las hijas en común, ambos son conscientes de que hace mucho que el amor entre ambos llegó a su fin.

De hecho, el pasado sábado, 11 de septiembre, se volvieron a ver. Fue en la comunión de su hija Bianca que se celebró en la finca, tal vez la última vez que acoja un evento familiar. Eso sí, Ana Soria no acudió al encuentro y es que la joven no es santo de la devoción de las dos hijas de Enrique, la ven como la mujer que más ha hecho sufrir a su madre, por entrometerse y llevar a la ruptura su matrimonio con su madre.

Ponce ha hecho de tripas corazón y ni se le ha ocurrido insistir para que Ana fuera una invitada más a la ceremonia. Fue consciente de que la presencia de su pareja no sería bienvenida. Y Ana lo entendió perfectamente.

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