PONELVIDEO

Vídeos y noticias del mundo de los famosos

Los mejores momentos de la docuserie de Tamara Falcó

Después de llevar casi un mes subido a Netflix, el formato protagonizado por Tamara Falcó sigue estando entre los favoritos de la plataforma. Aquí tienes un repaso de los momentos más icónicos

Aunque, como la propia Tamara dijo, su vida siempre se ha visto retratada en las portadas de la revista ‘¡Hola!’, todos los espectadores sabían que, por su propio carisma, ‘La Marquesa’ estaría lleno de momentos dignos de comentar. La premisa del reality era readaptar y reformar El Rincón, un castillo abandonado heredado de su padre Carlos Falcó, en un restaurante efímero. Y aunque toda la trama vaya dirigida en mayor o menor medida a cumplir este objetivo, la propia vida y relaciones de Tamara han sido lo que se conoce como ‘carne de meme’ para las redes sociales.

“Podría dedicar mi tiempo a actividades más lucrativas que renovar un castillo en medio de Aldea del Fresno”

La propia reforma del castillo fue de los momentos más comentados desde el lanzamiento del tráiler del reality. Aunque de apariencia era un lugar perfecto para albergar el proyecto de la marquesa de Griñón, su equipo más fiel formado por su amigo, el diseñador Juan Avellaneda, y su novio Iñigo se encontró con humedades, muebles casi destrozados y habitaciones completamente inservibles. Pero lo que resaltó fue la idea inicial tan clara que tenía Tamara sobre la experiencia culinaria que quería crear, aunque le proceso le fue cuanto menos tedioso.

“¿Sabes lo que no tengo? Una manta”

Es más que obvio para todos que a Tamara nunca le ha faltado absolutamente nada y, para su cuarenta cumpleaños, una de las peticiones que hizo fue la de que su novio le regale una manta para ir en su moto en invierno. Es algo que parece querer con ganas, pero Iñigo no da su brazo a torcer. Y es en esos momentos cuando descubrimos la verdadera relación entre la pareja, formada por dos personas realmente distintas. Iñigo se representa como alguien positivo pero realista, que, al igual que su madre Isabel Preysler, no tiene miedo de decirle a Tamara lo que piensa de verdad, pero siempre listo para ayudarla. Y Tamara como alguien con demasiadas ideas y planes, que parece siempre estar jugando con los hilos de su novio a ver si salta.

“Mi madre es como Santo Tomás, el que metía el dedo en la llaga”

Uno de los aspectos que más sorprendió del reality fue lo dura que era Isabel Preysler con el proyecto de su hija. Planteada como la antagonista, Isabel no confía en su hija para llevar a cabo la creación del restaurante, pero esos momentos se intercalan con algunos de verdadera complicidad entre ambas. No es hasta el final, en la cata del menú en la que vemos claro un de los objetivos ocultos de Tamara con la creación del restaurante: la aprobación de su madre. Y es que Isabel se representa como algo que ya conocemos: hermética y elegante, siempre diciendo su opinión de manera clara pero moderada.

“A Mario tuvimos que explicarle quién es Jimmy Choo”

Posiblemente uno de los dúos menos esperados fue el formado por Tamara y el novio de su madre, Mario Vargas Llosa. Parece uno de los pocos que también toma enserio a la marquesa, que habla de cosas serias y, de hecho, mantiene con ella una de las pocas conversaciones de la serie en las que se habla de cifras de dinero. Y es curioso ver como este reality es capaz de mezclar un carácter tan particular como el de Tamara con otros como el del Premio Nobel. Definitivamente es obligatorio echarle un vistazo para ver como la más alta clase social de nuestro país (la única que se muestra, sin intentar meter con calzador interacciones con otras clases menos privilegiadas) se desenvuelve sin tapujos y con mucho champán.

Ponelvideo recomienda

You are in offline mode !