Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa se van de vacaciones a la clínica Buchinger de Marbella
Quedan atrás los años de largos viajes a los países natales de cada uno en la otra punta del mundo y retoman la tradición que tenía el Nobel con su exmujer.
Las últimas grandes vacaciones que tuvo la pareja formada por Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa fue a Miami en las fiestas navideñas del año pasado. Allí se reunieron los clanes Iglesias, Falcó y Boyer para pasar esos días tan especiales. Después volvieron a dejar el país para ir a Nueva York, en una aventura que se pudo ver en el documental de Netflix de Tamara Falcó, ‘La Marquesa’. Allí pudimos ver a madre e hija dar un paseo por la tienda de Carolina Herrera mientras Vargas Llosa trabajaba. Pero esos viajes son cada vez menos comunes dentro de la pareja.
En estos días de calor, ambos han preferido dirigirse a Marbella, quedarse en España, y disfrutar de los tratamientos saludables que tiene que ofrecer la clínica Buchinger. Asistir aquí era una tradición ya para el escritor con su exmujer Patricia Llosa, pero durante el inicio de su relación con Isabel esto paró.
Dentro de esta clínica, los dos hacen una dieta detox para limpiar su organismo de cara al otoño. Una escapada que ya definió el propio Mario como algo necesario para curar física y mentalmente. No han seguido el plan planteado por los expertos de manera estricta, su objetivo también era disfrutar y se pudo saber que salieron a cenar a casas de amigos como Amusátegui y Pati Galatas.
Esta clínica era muy frecuentada, además de por Vargas Llosa, por otras celebridades como Carmen Sevilla antes de que sufriese Alzheimer. Otras caras menos conocidas para el público español también son clientes fieles, como el actor escocés Sean Connery (“Agente 007 contra el Doctor No”) o el dueño de ‘Mango’ Isak Andic.
Este retiro al sur de España no se parece en nada a los primeros viajes que realizaron juntos. Uno de ellos, el cual el escritor no lo recuerda con mucha alegría. En su visita a Indonesia y Filipinas, Mario descubrió las raíces de Isabel, desde su colegio hasta la casa en la que vivió hasta que abandonó el país. Pero el mal recuerdo para el escritor, según lo que contó en uno de sus artículos de ‘El País’, vino con la visita a las islas de la Sonda, donde se bañó y fue picado por medusas. Fue tal malestar el que sufrió que acabó ingresado durante tres días.
Ese mal trago lo remontó con las vacaciones venideras, donde los pudimos ver disfrutar en un superyate haciendo un crucero por el Mediterráneo, con parada obligada en Saint-Tropez. Este año, y desde la llegada de la pandemia, han preferido sitios locales donde recargar las pilas para otoño.
