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Sara Carbonero comparte un mensaje enigmático desde el hospital

Una publicación que ha despertado preocupación y generado interrogantes sobre su estado de salud

La reconocida periodista y presentadora Sara Carbonero ha vuelto a ser noticia tras compartir un enigmático mensaje desde el hospital. En sus palabras, se refleja una mezcla de emociones y la necesidad de afecto en momentos interminables. Pero ¿qué hay detrás de este enigmático post? Hace casi cinco años, en mayo de 2019, Sara Carbonero recibió un diagnóstico que cambió su vida: un tumor maligno de ovario. Tras una valiente lucha y un proceso de recuperación, la periodista se recuperó completamente. Sin embargo, su reciente mensaje ha generado preocupación entre sus seguidores, quienes temen una posible recaída.

El mensaje enigmático

En su publicación de Instagram, Sara comparte sus vivencias desde el hospital. Habla de la incertidumbre que siente y cómo comparte este sentimiento con otras personas en el centro médico. Sus reflexiones sobre la necesidad de cariño y afecto en días interminables han hecho saltar las alarmas. ¿Está ella misma ingresada o está acompañando a alguien más? El misterio persiste.

“Me produce una extraña alegría que en la habitación 678, justo en este momento, alguien lee exactamente el mismo libro que yo, probablemente en el mismo sofá de polipiel, con la misma incertidumbre. En los pasillos y en la cafetería me cruzo con muchísimas personas que siempre dejan paso en el ascensor y saludan sonrientes, como lo hago yo. Son los ‘códigos’ de este lugar, donde todos sabemos la necesidad de cariño y afecto en estos días interminables.”

La importancia de la empatía

El mensaje de Sara nos recuerda la importancia de la empatía y la conexión humana, especialmente en momentos difíciles. Entre las paredes del hospital, los gestos, detalles y noticias positivas adquieren un valor especial. La incertidumbre se mezcla con la esperanza, y cada encuentro cobra significado.

“Entre estas paredes se valora mucho más cualquier gesto, cualquier detalle, cualquier soplo de aire fresco. Cualquier buena noticia. En la sala de al lado, han puesto unos juegos y unos libros para que la gente pueda matar el tiempo ahí. Ayer por la tarde me acerqué un rato y vi a un señor que no podía caminar, ni hablar, jugando al dominó con su nieto. Creo que este último se dejó ganar porque bromeaban sobre el asunto. También un aparato de música que funciona con CDs. Todos son de música clásica, elijo uno de Haydn porque me recuerda a los viajes en coche de pequeña. Y acabo pinchando para toda la planta.”

La periodista, por el momento no ha aclarado si está en el hospital para un chequeo rutinario, para acompañar a un familiar o por algo más grave. Aunque ha hablado de sus “rutinas” dentro de ahí de una manera que ha conmocionado a sus seguidores: “Los ramos de flores inundan las habitaciones y traen la primavera a cada rincón gris. A través de la ventana observo que la gente en la calle está de manga corta y yo duermo con dos mantas. Lo de dormir, es un decir. En la tienda de abajo he comprado unos crucigramas, pero me puede el Candy Crush. De madrugada voy a la máquina dispensadora caminando descalza por el suelo de granito y encuentro las galletas que me gustan. Nunca me supieron tan bien”.

“En la puerta de una de las habitaciones cuelga un cartel que reza: “Bienvenido a mi mundo, no es muy grande pero al menos gira”. Y ya, con la noche bien entrada, abro a la vez el sofá cama y el libro que me tiene absorta y leo uno de los proverbios, que dice: “Allá va la lengua donde duele la muela”. De primeras reconozco que no lo pillo porque me estoy quedando dormida, pero rápido capto el mensaje. Cierro los ojos pensando en que estoy cerca del mar con una Super Bock. Por último, abro IG, llego a una ilustración de Mafalda y la leo en voz alta. “¿Pensaron alguna vez que si no fuera por todos nadie sería nada?””, terminaba así la manchega.

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